Recapitular todo lo que hemos perdido en los últimos tres años se torna una tarea dura, casi dramática por distintas razones, por comprobar la ingente cantidad de derechos y recursos que hemos perdido y entregado a los dioses del mercado para aplacar su ira y por certificar lo indolentes que hemos sido en todas y cada una de estas claudicaciones.
Lo más lamentable es que, a medida que la docilidad y el servilismo se han ido acentuando, los expoliadores han ido perdiendo la vergüenza y el recato en sus acciones, exigiendo cada vez mayores sacrificios a aquellos que nada han tenido que ver en la "debacle" del sistema.
La osadía y desvergüenza de los ladrones de guante blanco, cada vez con más salpicaduras de sangre, crece exponencialmente mientras la respuesta ciudadana se reduce a pesar de los enormes escándalos políticos y el expolio de los recursos públicos.
Un gobierno absolutamente deslegitimado por sus mentiras, en vías de una mayor deslegitimización cuando se termine de demostrar su desmesurada, aunque aun presunta, financiación ilegal, que se permite legislar a golpe de decreto ley a favor de las grandes corporaciones y en contra de los intereses de sus ciudadanos.
La situación es ya insostenible, los recortes, lejos de conseguir reducir el déficit, han conducido al mayor endeudamiento de nuestra historia, un 90'1% del PIB, habiendo experimentado en el último año un incremento de 140.000.000.000 €uros.
Si este gobierno llega al final de la legislatura la situación socioeconómica puede ser dantesca, similar a la de la postguerra. ¿Lo vamos a tolerar?
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