Deslegitimado por incumplir sistemáticamente todas y cada una de sus promesas electorales. Deslegitimado por amparar a presuntos delincuentes. Deslegitimado por la presunta financiación ilegal del Partido Popular. Deslegitimado por recibir, presuntamente, sobresueldos en dinero negro. Deslegitimado por conducir este país a una situación de pobreza jamás vista desde la posguerra. Deslegitimado por recortar las libertades de los ciudadanos. Deslegitimado por legislar a favor de las grandes corporaciones y bancos, y ahora, deslegitimado también por sus propios votantes.
¡Mariano, vete ya! ¡Ya no te quieren ni los tuyos!
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