¡Si, si, por favor, salvemos a los bancos a costa de reducir nuestros derechos, nuestros salarios y nuestra jubilación!
Una vez salvados seguro que nuestros queridos bancos, a través de sus esbirros y nuestros dirigentes, nos devuelven mucho más de lo que les hemos entregado, es decir, más recortes, más precariedad, más pobreza y mucha menos libertad.
¿Apadrinemos a los banqueros!
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