Uffff, ¿pero los catalanes no eran diferentes? Parece que no, que la pestilencia de la corrupción se extiende incluso al oeste de las tierras del Ebro.
Aunque quizás resulte que no son unos repugnantes corruptos y que su caso sea el de auténticos y valerosos patriotas, patriotas catalanes claro, que prefieren jugarse el buen nombre y las posibles sanciones que se les puedan imponer antes de entregar el dinero al opresor estado español.
Seguramente esta segunda opción será la que más se ciña a la realidad.
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