Pensamos que ante los descomunales despropósitos de nuestros "representantes" es imposible la superación y el que lleguen a hacernos sentir más asco y vergüenza. Pero al final, para desesperación nuestra, siempre lo acaban consiguiendo, la aberración, la perversión y el retorcimiento de la ¿democracia? en aras de los intereses partidistas y personales de unos mamarrachos sin escrúpulos hacen que el desapego y la desafección de la ciudadanía aumenten exponencialmente hasta límites insospechados.
¡Plantémonos, digamos basta ya! ¡Exijamos lo que es nuestro, la soberanía popular, la capacidad de decidir y de hacer!
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