Si la caradura del PP no tiene límites, la "brillantez inversa" de algunos de sus miembros y simpatizantes no le anda a la zaga, para muestra la patética intentona de Leticia Sabater en la venta de sus servicios al presidente de la diputación de Almería, el popular Gabriel Amat, que acabó por error en manos del presidente de la Diputación de Jaén, el socialista Francisco Reyes.
¡Aghh, que ascazo de podredumbre!
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