18/4/12

DISCULPAS PUERILES DE UN JEFE DE ESTADO.

Las disculpas vacuas y circunstanciales del monarca que, mientras pronunciaba su discursito lastimero con una cínica media sonrisa, no tienen más recorrido que las que pudiera pronunciar su propio nieto para salir del atolladero mientras ya está tramando su siguiente travesura.

Unas palabras que, de ser aceptadas, legitiman la posibilidad de ser utilizadas por sus yernos para sacudirse la responsabilidad de sus actos.

Dejémonos de tonterías y afrontemos con seriedad y rigor la funcionalidad de una institución tan rancia y obsoleta como su origen en el régimen franquista.

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